HOJA DE RECLAMACIONES POR FAVOR
Siendo sinceros… acudimos a la Sala Live de Madrid con la idea de degustar un segundo plato ya que no tuvimos la oportunidad de viajar a París, a ver un bolo épico de esos que difícilmente pasan por España; Bring Me The Horizon, The Devil Wears Prada y Architects.
Aun así la idea de matar el hambre de conciertos con unos Asking Alexandria no era en principio un menú desagradable ni mucho menos. La inquietud empezó a aflorar en cuando nada más salir la banda al escenario, vimos a un Danny Worsnop bastante “ancho”, nada que ver con el aspecto delgadito que vemos en vídeos como “The Final Episode”. Comenzó el concierto con una sala casi a un tercio de su capacidad y me atrevería a decir que en su mayoría menores… Chavales que disfrutaban de su concierto satisfechos de lo que estaban viendo y gritando a sus ídolos, esperando a que estos les presten algo de atención. Todo parece muy correcto pero la realidad es otra.
No sé si fue el hecho de arrastrar una gira desde principios del 2010 o la falta de expectativas que tuvo la banda inglesa en tocar en nuestro país pero no se lo curraron nada. A Worsnop en muchos temas no le llegaba la voz e incluso se atrevió a apoyarse en los monitores y beber en la estrofa de “A Single Moment Of Sincerity”. Se echo de menos esa potencia de sus aberrados gritos y a pesar de que Ben Bruce intentaba animar el cotarro soltando chapas entre tema y tema y bromeando sobre el interés de las niñas de las primeras filas, los que estábamos al fondo de la sala nos sentimos defraudados de lo que estábamos presenciando. Y no era para menos porque ni si quiera hicieron gala de utilizar sus sintetizadores para rellenar los huecos abismales que dejaba la mala ejecución de los temas. Ellos parecía que se divertían con lo que estaban ofreciendo pero nosotros esperábamos mucho más, y si a eso le sumamos que el sonido de la sala era bastante precario y que la electrónica que esperábamos oír en temas como “Hiatus”, parecía sacada de una copia mp3 descargada del megaupload... ¡Todo un chasco!
Para compensar un poco la decepción, decir que el batería James Cassell estuvo preciso y si no llega a ser por él, hubiésemos pensado que estábamos viendo a un grupo madrileño haciendo covers de Asking Alexandria. Sin duda lo mejor de la noche, al menos para mí, descubrir a unos “Okinawa” que sin ser el séptimo cielo, trabajaron y estuvieron a la altura de telonear a unos cabeza de cartel que no se merecen entrar ni en el menú de un bar de carretera. Ya veremos si en el Groezrock nos dejan otro sabor de boca.© David Fidalgo Llanos (MARLON)
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